49. Breve novela de amor III


Mrs. Matzner

Cuánto dura un día en la oscuridad. ¿Una semana? El fuego se ha apagado y empiezo a sentir un frío espantoso. Debería arrastrarme al exterior pero entonces me abrasaría el sol. Temo malgastar la luz mirando las pinturas y escribiendo estas palabras. Morimos, morimos, morimos ricos en amantes y tribus y sabores que degustamos en cuerpos en que nos sumergimos como si nadáramos en un río. Miedos en los que nos escondimos como en esta triste gruta. Quiero todas esas marcas en mi cuerpo. Nosotros somos los países auténticos, no las fronteras marcadas en los mapas con los nombres de hombres poderosos. Sé que vendrás y me llevarás al palacio de los vientos, a tu lago sagrado. Solo eso he deseado, recorrer un lugar como ese contigo. Con nuestros amigos, una tierra sin mapas. La lámpara se ha apagado y sigo escribiendo a oscuras.


Mr. Matzner

Sólo admiro los paisajes que he admirado ya. Siempre vuelvo a ellos, solo. Un lago entre colinas hechas de prados y árboles en bastidores sucesivos. Este es el lugar sagrado que no descubrí junto a ella y que junto a ella no puede aparecer de repente el dios. Aquí sacio mi sed de mito, por muy extravagante que le parezca. Aquí se aclaran todos mis pensamientos actuales. Y aunque hemos pasado por tantas y tantas cosas, mis ojos con los de ella ya nada ven. ¿Quién sabe cuantas cosas me han ocurrido? Excelente pregunta para plantearle mi summa. Esto duele, pero volveré cuando sienta el valor para hacerlo. Y una vez de regreso, volveré al viaje si tan sólo así encuentro la palabra que iba a salvarme. ¿Quién sabe de cuántos modos distintos veré aún mi pasado?


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Próximo post el Miércoles, 7 de Mayo del 2008: Una jóven y vieja mujer

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