Mr. Poley
Cuando ella estaba junto a mi y juntos sufríamos, mi desgarro, mis lágrimas, tenían sentido. Ella podía verlos. Cuando se iba, ese sufrimiento era yermo y sin porvenir. El verdadero sufrimiento es el que se padece en vano. Sufrir junto a ella era una deliciosa felicidad. Pero el sufrimiento solitario e ignorado, es la copa que se me ofrece sin tregua, que obstinadamente trato de apartar de mí y que sin embargo tendré que beber algún día y aquel día será más terrible que el de la muerte.
Mrs. Poley
Siempre la misma desesperanza ante el futuro. Todas esas palabras que pronuncia, casi agónicamente en la intimidad, se suman a la muchedumbre abismal de palabras perdidas que nadie conocerá nunca y que sólo yo a ratos pongo atención. Al lado de este tropel de palabras, las que me transmite en forma desgarradora son sólo un par de gotas perdidas en el océano.