67. Los Muebles: Vol. IV




por Marisol García , en EMOL 30/01/10

Resulta de la más alta importancia que las letras de las canciones de Los Muebles estén impresas, claras e íntegras, en la caja de carátula de este disco. La del cuarteto de Santiago es una empresa tan literaria como musical, y sus versos merecen una atención completa; si no como poesías hechas y derechas, al menos como artefactos de innegable carga de humor y absurdo. No es ésta una interpretación nuestra: Los Muebles son la extensión de un proyecto poético más amplio, gestado hace catorce años al interior de un taller de la Fundación Neruda, y vinculado a las vistosas actividades que al respecto ha desarrollado el colectivo Casagrande (responsable, entre otras cosas, de los "bombardeos de poemas" sobre Santiago, Dubrovnik y Guernica).

Los créditos del disco hablan, también, de literatura; con los poetas Julio Carrasco y Santiago Barcaza como integrantes estables del grupo, e invitados afines como Raúl Zurita, Rodrigo Rojas, Andrés Anwandter y Alejandro Zambra. Esa preocupación por la palabra merece, a veces, tomarse muy en serio, como en la estupenda "La balada del hombre de la guitarra azul", la frontal "Guerreros con un solo corazón", y en las hermosas imágenes de "El viento nada sabe de mí"; todas ellas guiadas por la guitarra tranquila de Santiago Barcaza, y puntuales timbres de percusión o teclados que van dirigiendo una medida y melodía que no siempre en Chile se entienden como materias primas esenciales para toda buena canción (sólo como referencia cercana puede mencionarse el trabajo de Nutria N.N.).

Sin embargo, sabemos que si el grupo ha ganado fama en vivo y de boca en boca ha sido, hasta ahora, por versos como "eres demasiado mala para mí" ("Mala"), "si no me dices que sí, te voy a violar" ("Dime que sí") y "qué sexy es la crueldad" ("Qué rico es hacer sufrir"); por no decir nada de la perplejidad que produce la seudocumbia "La lluvia de la ducha", una directa invitación desde el jabón a la pista de baile. Sólo los Pettinellis habían introducido antes el chilenismo putalaweá en una canción tal como Los Muebles lo hacen en "Elena" ("putalaweá, Elena: te amo"), y por eso es fácil creer que Los Muebles son un grupo articulado en broma, más ocupado de tomarse licencias que de crear ideas; el paso fugaz por la música de una sociedad banal de ingeniosos.

Pero las suspicacias se despejan rápidamente cuando se escucha un tema como "Por vanidad" (parte de la banda sonora de "Turistas", de Alicia Scherson), que bien debe estar entre lo más hermoso que se ha compuesto en Chile en el último año y que habla de Los Muebles como un proyecto musical atípico pero no por eso menos interesante. Como casi siempre, el humor bien articulado y sintetizado es síntoma, en estas canciones, de mentes bien afinadas.